jueves, 7 de octubre de 2010

Recordando al amigo

Los primeros amigos llegaron a La Salamanca pasaditas las 20 hs. Los nervios y la ansiedad de Roxana y Patricia Bertolino para que todo saliera perfecto, no se podían disimular.

Beto Fernández Valdés, quien iba a conducir la ceremonia llenaba su mesa de papeles con información de Lalo, de los invitados y de preciosas cartas enviadas por familiares y amigos de “El Cata” para esa noche.

La idea era que distintos amigos músicos subieran al escenario a cantar algunos temas de Lalo, mientras un grupito de amigos los acompañaría desde las mesas, pero un “duendecito” tenía otros planes. La Peña se lleno de amigos, más de 120 personas entre músicos, cantores, mujeres, niños, pasarían una noche inolvidable.

El Chango Valdez, Federico de la Vega, Las Alondras, Facundo Saravia, Los Colorados, Los Arrieros de Salta y hasta perlitas como algunos integrantes de Los Fogoneros, recordado grupo al que perteneció Lalo o como el caso de Hugo Regis, Oscar Inveninato, músicos concertistas que compartieron la época en la que Lalo formaba parte de la orquesta del Teatro Argentino, fueron subiendo ordenadamente y a su turno al escenario para cantar y recordar a ese amigo.

Seguramente se mezclaron emociones y sentimientos, al escuchar las cartas escritas por Blanca la mamá, y Susana la hermana de Lalo, y las anécdotas contadas sobre él, que llegaban a cada uno de los presentes, hayan tenido la suerte de haberlo conocido en persona o a su obra.

Treinta años pasaron desde que Lalo ya no está, pero el alma del violinista amigo estaba presente esa noche.

Canciones dedicadas a él, sonrisas generadas por sus “locuras”, temas repetidos por los grupos, pero que se cantaban de nuevo y entre todos. Eso era lo que generaba Lalo.

Después de casi tres horas, el recordatorio llegaría a su fin esa noche, las guitarras seguirían sonando hasta entrada la madruga para despedir a los presentes, y por La Plata se volvió a sentir la presencia de ese músico compositor, tal vez no reconocido como se merecía pero lleno del premio y éxito más importante, que muy pocos puede tener, que es la amistad y el reconocimiento de esas personas que en La Peña dijeron: por Lalo estamos acá, él nos enseño la importancia de la amistad.

No importó viajar desde Salta o pasar la noche acomodándose como se podía, había que estar presente.

Algunos no lo conocimos, tampoco su obra hasta que la oportunidad de este encuentro lo permitió. Conocimos a esas Alondras, Fogoneros, Zorzales, Colorados, y otros más, pero sobretodo conocimos y lamentamos no haber sido amigos de Lalo, aunque esa noche nos tomamos el atrevimiento de sentirnos así y disfrutar de ella.

Seguramente él también la compartió, arreglando alguna nota o detalle, y levantando una copa por sus amigos!

Marisol Morzilli
La Plata, 7 de octubre de 2010

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